El pasado viernes (12/02/2016) motivados
por la inesperada sorpresa de la culebra de escalera (Rhinechis scalaris), y acompañados por un nuevo amigo y grandísimo herpetólogo
llamado Josep, volvimos a la Albufera
a prospectar en ella para ver lo que encontrábamos. Una vez más como humilde blogger, me
gustaría saludaros y agradecer vuestro tiempo a todos los lectores.
Como bien
decía en esta pequeña introducción que he hecho, el pasado viernes volvimos a la
Albufera para ver que nos deparaba esta vez la actividad. Mal empezaba el día
en cuanto a condiciones meteorológicas: había un aire muy fuerte y las nubes no dejaron ver el sol en casi ningún momento. Pero pese a esto no nos
dejamos doblegar, esta vez habíamos quedado por primera vez con Josep para que
nos transmitiera todos los conocimientos que pudiera sobre la Albufera, ya que es
un gran conocedor de ésta.
Como el sol no se asomaba optamos por buscar en la
zona de dunas algún reptil refugiado, ya que era pronto y no estaban activos.
Hábitat dunar de la "Devesa del Saler" |
Después
de un buen rato no habíamos avistado nada, y el día se presentaba necio, así
que Josep nos propuso encaminar la búsqueda hacia el único reptil lo bastante
cafre para plantar cara a estas condiciones de clima: la recientemente
introducida y protegidísima tortuga mediterránea (Testudo hemanni). En el ratio de búsqueda los agudizados ojos de nuestro nuevo amigo avistaron un
rastro de huellas recientes de ésta, pero tras intentar seguirlo este se
desvanecía y se nos hacía imposible, así que seguimos con la prospección. Llegado el momento y ya sin esperanzas de avistar nada, ya que las tortugas son
muy difíciles de ver y el resto de animales no estaban activos por que
el clima no lo permitía, llegó un precioso ejemplar de tortuga mediterránea (Testudo hemanni), el que nos hizo entrar en éxtasis ya que ni nosotros mismos
nos lo creíamos.
Estábamos ante un macho de mediano tamaño, todavía no adulto y posiblemente nacido
en cautividad en el centro de recuperación de especies, para repoblar y
reintroducir la especie.
Éste se llevó muchas fotos, intentando molestarlo lo
menos posible y sin estresarlo, en mi opinión cumplimos este cometido ya que el
individuo ni siquiera se refugió en su caparazón, así que no estaba muy molesto
por nuestras tomas fotográficas.
Habíamos logrado encontrar el animal más
difícil de ver en la reserva, no voy a revelar la zona concreta por respeto a
la especie claro está, pero si que voy a pedir a quien lea esta entrada y que vaya
a la Albufera, que si por casualidad se cruzan con cualquier animal allí lo
respeten, ya que vienen días de Pascua en los que va mucha gente, y desgraciadamente entre
perros y humanos les cuesta la vida o la libertad a muchos animales, cuando
recuerdo que están protegidos por algo. Lo mejor siempre es no intervenir en la
naturaleza y respetar el paraje.
Y hasta aquí el artículo de hoy, y una
muestra más de cómo día a día la naturaleza nos recompensa y nos premia los
esfuerzos que hacemos por disfrutar de ella y darla a conocer al que no está tan motivado o concienciado a respetarla. Esta vez fue algo muy especial para
nosotros, tanto por el primer contacto con Josep con el que esperamos que habrán muchas
más salidas, como por la sorpresa de la Albufera
hacia nosotros, todavía más inesperada que la del pasado día.
PD: adjuntamos la web de Josep por si
queréis echarle un vistazo.
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