sábado, 28 de mayo de 2016

De vuelta en el paraíso... ¡Y volvió la hecatombe!

Poco después de alzarse el alba estábamos listos, empacados en el coche de uno de nuestros compañeros y con los ojos como platos de solo elucubrar lo que nos iba a deparar el día. Nos dirigíamos a realizar una prospección herpetológica  en la frontera entre la Comunidad Valenciana y Castilla la Mancha, en concreto en las localidades de Camporrobles, Sinarcas, Talayuelas y Aliaguilla en este orden.

Eran aproximadamente las 9 de la mañana cuando apareció la primera sorpresa, llevábamos "bicheando" poco rato cuando un compañero al levantar una piedra nos alertó de un descubrimiento a voces de lo que estaba viendo: una preciosa hembra adulta de lagarto ocelado (Timon lepidus). 


La hembra de lagarto ocelado (Timon lepidus) advirtiéndonos de su dolorosa mordedura.
Medía unos 40 centímetros aproximadamente y tenía una planta majestuosa y un temperamento equiparable a su belleza. Esta fue la primera vez que pudimos fotografiar un adulto de esta especie ya que pese a ser comunes en la zona donde estábamos son esquivos y el grueso de los que se ven son juveniles. Después de varios sets de fotos y de lidiar con semejante dama para poder conseguir buenas tomas la dejamos descansar en el sitio del que provenía y continuamos. 


Y así nos despedimos de nuestro primer ejemplar adulto de lagarto ocelado (Timon lepidus).

Poco después y camino al coche apareció un ejemplar adulto de sapo corredor (Bufo Calamita), no le dedicamos demasiado tiempo por lo común de este animal y la cantidad de veces que nos lo cruzamos así que seguimos con los nuestro. 

Un macho adulto de sapo corredor (Bufo calamita).
En un lavajo cerca del coche no vimos ningún anfibio que andábamos buscando, pero sí que observamos puestas de los siguientes animales: sapo corredor (Bufo calamita), sapillo moteado (Pelodytes punctatus) y gallipato (Pleurodeles waltl). 


El lavajo y las charcas temporales estaban plagadas de puestas de sapo corredor (Bufo calamita).
Seguimos con el viaje hacia un par de lavajos que hay en sinarcas en busca del sapo de espuelas que una vez mas no apareció, lo que sí que nos sorprendió en el primero de los dos que visitamos fue una preciosa culebra viperina (Natrix maura) con un patrón precioso. Pese a ser temprano y el sol no calentar del todo estaba activa, otra que posó para nosotros adoptando su característica forma de defensa haciéndose una bola e intentando imitar a la víbora. 


La típica y omnipresente culebra viperina (natrix maura). 
Antes de ir a la Laguna de Talayuelas, decidimos pasarnos por el río, a ver si encontrábamos la culebra de collar ibérica. No hubo suerte con esta última, se nos seguía escapando, esperemos que nos encontremos con ella pronto. Lo que si apareció fue un magnífico macho de sapo partero con la puesta y otro ejemplar sin ella.


Un padre muy entregado.

Precioso ejemplar de patrón y color más claros.
No nos entretuvimos demasiado y seguimos. Fuimos a la laguna de Talayuelas, ese lugar que en expediciones anteriores nos había sido tan fructífero. Una vez allí al bajar del coche y en unas piedras al lado de este apareció un juvenil de lagarto ocelado el cual no superaba los 15 centímetros, no lo molestamos mucho y nos pusimos a rebuscar por toda la laguna con la esperanza de ver el esquivo sapo de espuelas o algún gallipato.


Siempre es una alegría ver a los pequeños lagartos ocelados (Timon lepidus).
Pero debido al alto nivel de los lavajos y de la propia laguna por las lluvias de unos días atrás, la cosa no se dio demasiado bien ya que no pudimos encontrar nada a excepción de varios ejemplares de rana común (Pelophylax perezi) y un renacuajo de sapo de espuelas (Pelobates cultripes) colosal, ya que el tamaño de las larvas de esta especie son de gran tamaño. Pudimos observar puestas de sapo de espuelas, por lo que dedujimos que nos habíamos perdido el celo por poco. Una lástima.


Puesta de sapo de espuelas (Pelobates cultripes) en la laguna de Talayuelas.
A parte de eso los alrededores de la charca dieron la omnipresente lagartija colilarga (Psamodromus Algirus), la preciosa lagartija cenicienta (Psamodromus hispanicus) y otro juvenil de lagarto ocelado de tamaño similar al anterior (unos 15 centímetros). Al ver que no pintaba muy bien el sitio, decidimos movernos con la esperanza de mejorar la racha.

Nos encaminamos a comer al Manantial Ranera. Nada más bajar del coche percibimos un destello en los pastos de la zona, que no fue ni más ni menos que otro adulto de lagarto ocelado el cual no nos dio tiempo ni a reaccionar antes de desaparecer. Comimos tranquilamente ya muy contentos de lo que estaba deparando el día, lo que no imaginábamos era que todavía quedaba la joya de la corona.

Después de comer y a escasos metros de donde lo habíamos hecho un compañero divisó movimiento debajo de una carrasca. Pudo observar que era un lagarto ocelado, el cual rápidamente desapareció al vernos. Decidimos observar un poco el lugar debajo de la carrasca, y al enfocar con la linterna a un hueco entre el tronco del árbol y el propio terreno vimos un precioso macho adulto de lagarto ocelado de esos que ya imponen y de los que a nadie le parecería gracioso llevarse un bocado, ya que la potencia de sus mandíbulas es asombrosa. Lo logramos sacar con mucho cuidado, y la verdad que éste no intentó huir, si no que plantó cara con la boca abierta y en posición defensiva tanto a nosotros como a las cámaras. 


El mejor herpeto que jamás hayamos podido disfrutar para muchos de los que estábamos.
Ya que se estaba quieto resultó ser un excelente modelo. La adrenalina en este momento ya nos había invadido ya que un ejemplar de 45 centímetros de los cuales la cabeza cogía gran parte de ellos y contando que estaba regenerando la cola. Calculo yo que llegaría a los 60 centímetros o más si hubiera tenido la cola intacta. No es ni mucho menos poca cosa, es algo increíble para cualquier herpetólogo y varios de nuestros compañeros relativamente nuevos (y otros no tan nuevos) en esta afición alcanzaron el clímax con aquella maravillosa criatura, un autentico portento de la naturaleza.


Sin pensárselo dos veces mordía y como podéis ver no se echaba atrás ni un centímetro.
Sin todavía creernos lo que estábamos viendo, decidimos dejar ya al ejemplar, ya que pese a que nosotros nos hubiéramos quedado con él todo el día, es un animal salvaje y tenía que volver a su actividad y quehaceres. Nos despedimos de él, deseando muchos de nosotros encontrarse ya con el próximo.


Ni si quiera después de todo el rato dejó de intimidarnos con sus enormes mandíbulas.
De ahí y ya para acabar el día nos fuimos a Aliaguilla, a una zona de campos de cultivo en linde con montañas y mucha agua a ver si aparecía el sapo más esquivo de la zona donde vivimos, el sapillo pintojo. Está muy citado en esa zona, pero no apareció. Lo que sí que se dejo ver fueron 2 magníficos ejemplares de ofidios, uno de ellos, un viejo conocido, el otro fue la primera vez que estuvo ante nuestras cámaras. Estoy hablando de la culebra bastarda (Malpolon monpessulanus). 


Precioso juvenil de culebra bastarda (Malpolon monpessulanus).

Era un juvenil de 50 centímetros que sorprendió a uno de nosotros, al vernos se refugió debajo de una piedra y la pudimos encontrar. Por poco se escapa, puesto que era increíblemente rápida. Pasamos un buen rato disfrutando y retratando el precioso patrón que tienen en esta etapa de su crecimiento. Decir que para ser una culebra bastarda no mostró demasiada agresividad, simplemente la pose defensiva y algunos movimientos bruscos de advertencia, pero no abrió la poca ni bufó a penas.


Impresionante mirada la de estas serpientes.
Posición defensiva.
Nos encaminamos hacia una ladera de caliza que nos daba muy buena espina. Nos pareció que podría haber víbora hocicuda (vipera latastei), así que sin pensárnoslo dos veces empezamos a buscar en la zona. Debajo de un árbol, en la sombra un amigo avisó gritando que había encontrado otra serpiente. La otra especie de ofidio, una de las comunes de la zona pero no por eso poco agradable, la culebra más musculosa de la península, un ejemplar que rondaba el metro de culebra de escalera (Rhinechis scalaris). 


Quizás más que el tamaño, lo que llamaba la atención de el ejemplar era su color y sus ojos plateados.
Con un magnifico colorido plateado que nos llamó mucho la atención y un carácter bastante afable para el que suelen tener (eso no quitó que me llevara una mordedura intentando que se quedara quieta para las fotos). En fin, otra que se llevo tela de fotos y toda nuestra emoción y admiración antes de dejarla hacer su camino y ya irnos hacia el coche.


Nos despedimos de la preciosa serpiente.
Como despedida de este magnífico sitio, vimos una culebra viperina nadando por un riachuelo de camino al coche, ya que se nos echaba el día encima y tocaba abandonar aquel paraíso que tantas emociones había brindado y volver a casa a seguir con nuestros quehaceres diarios, no sin dejar de pensar en cuando volver a repetir sensaciones y disfrutar de lo que nos brinda la naturaleza.
Agradecer a nuestros compañeros Luis, Antoni, Pablo, Adrián,Alberto, David y Miguel su compañía. También os recomiendo que os paséis por los blogs de nuestros compañeros:

ESE SITIO DEL BOSQUE
NATURALEZA LEVANTINA
GALLIPATO ALCUBLANO

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