martes, 22 de marzo de 2016

El pequeño oasis

El día 21 de Marzo, y tras unas necesarias lluvias, me dispuse a salir al campo brevemente, con la expresa intención de ver el eslizón ibérico (Chalcides bedriagai), puesto que un compañero de oficio me había comentado que era bastante más fácil verlos después de las lluvias. 
Me acerqué a la zona de campo que suelo frecuentar, un pequeño claro que linda con un barranco y con los típicos campos de naranjos que invaden Valencia. Este pequeño reducto ya me había dado antes muchísimas sorpresas, y por razones que desconozco, justo en ese sitio existen especies que no he visto en ningún otro lugar de la zona. Digamos que es parecido a un oasis en el desierto. 

El pequeño "oasis de vida" de Bétera. 
 Nada más llegar, encontré un precioso eslizón ibérico (Chalcides bedriagai). Justamente lo que iba buscando. Tenía una especie de cicatriz al lado de la cabeza y no se le notaban los órganos sexuales, por lo que deduje que era una hembra. 

Eslizón ibérico (Chalcides bedriagai)
El eslizón ibérico es uno de pocos representantes de la familia Scincidae que tenemos aquí en la Península Ibérica, y además es uno de mis herpetos favoritos. Al tacto es increíblemente suave, se mueve serpenteando y es muy escurridizo. Toda una joya de la herpetología. 

Eslizón ibérico (Chalcides bedriagai)

Realmente no tenía pensado estar mucho tiempo, y me dispuse a marcharme. Antes de irme se me ocurrió levantar una piedra donde había visto en la temporada pasada la preciosa araña lobo o tarántula española (Lycosa fasciiventris). Para mi sorpresa encontré una araña que llevaba desde que conozco el mundo de los animales buscando: Eresus cf. kollari

Posición defensiva. Ella no se alegraba tanto de mi presencia...

No os podría explicar la emoción que sentí en ese momento. Levanté la piedra y vi una gran forma con forma de araña. Al segundo pude ver que era una enorme (os aseguro que en persona era increíblemente grande) hembra de Eresus cf. kollari. El corazón casi se me sale del sitio, tanto por el encuentro como por la alegría de saber que las tengo cerca de casa. Estuve un buen tiempo con ella, y como podéis ver en las fotos, pese a que me porté bien con ella, parece que ella no se alegraba tanto y actuó de forma tan agresiva. De hecho nunca una araña se había enfadado tanto conmigo. 

La preciosa hembra de Eresus cf. kollari.


A esta araña se le conoce por la araña mariquita, puesto que el macho tiene una coloración que se parece mucho al susodicho bicho. Los machos son más pequeños y vistosos, aunque las hembras como podéis ver no dejan nada que desear. Son muy grandes, robustas y su coloración tampoco deja indiferente a nadie, es negra con la cara machada de naranja, además de que en el abdomen tiene unas preciosas motas azules. 

Eresus cf. kollari

Sin duda uno de los mejores días que he tenido aquí en Bétera, y la Eresus uno de los descubrimientos más increíbles que he hecho nunca. 

Un saludo a todos los lectores, gracias por vuestro tiempo y espero veros en la próxima entrada.

martes, 8 de marzo de 2016

Dragones en casa

Saludos a todos de nuevo, y hoy sin más dilación entro en materia diciendo que no sé si sabéis que en la península tenemos presencia de dos especies que forman parte del orden de los gecónidos, estos son la salamanquesa común (Tarentola mauritanica) y la salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus).

Y sí, son estos bichos que corretean por las paredes de casas de campo (o no tan de campo) dando cuenta de polillas, moscas, mosquitos y diferentes insectos, principalmente en verano a la luz de las bombillas del los exteriores durante la noche, y a las que los niños llaman dragones. Estos dragones pertenecen al orden Gekkonidae y la manera correcta de llamarlos serían salamanquesas. Hoy os voy a hacer una especie de comparativa entre las dos especies que residen en la península ibérica, y vais a aprender a distinguirlas, algo muy simple que aprenderéis enseguida. 

Empezando por las más abundantes y urbanas, de la primera que voy a hablaros es de la salamanquesa común (Tarentola mauritanica), que como su nombre indica, es la más fácil de encontrar de las dos especies. Su distribución se encuentra en el este y sur de la península principalmente, encontrándose también en gran parte del centro. Sin embargo está ausente en la mayor parte del norte de la península. Se puede encontrar en Canarias y Baleares.

Una pequeña salamanquesa común (Tarentola mauritanica). Conocemos donde vive este bonito ejemplar y solemos y a visitarla.
Éstas alcanzan un tamaño considerable de hasta 15 centímetros, son muy robustas y anchas. Presentan gran cantidad de colores que van desde una gama de marrones grisáceos hasta el negro pasando por muchas combinaciones distintas, algunas incluso amarillas (las he llegado a ver desde negro azabache hasta gris muy claro rozando el blanco). El vientre suele ser de color blanquecino. 


Precioso ejemplar de tamaño medio de salamanquesa común (Tarentola mauritanica) con una coloración muy oscura.
Tiene escamas que sobresalen, en forma de bultos cónicos además de protuberancias laminares e inferiores en los dedos que es lo que le proporciona adherencia por las paredes en vertical. Vistas a aumento se asemejan a dinosaurios en cierto modo. Se reproducen dos veces al año, entre Abril y Junio. Los huevos son pequeños y esféricos, y pedimos especial cuidado de encontrar alguno, ya que son muy frágiles y fáciles de romper.


Ejemplar adulto de salamanquesa común (Tarentola mauritanica).
Son principalmente nocturnas y sienten predilección por escondites creados por el hombre: casetas de riego, huecos de ladrillos, muros de mampostería y similares. 
Aunque no lo creáis son muy vistosas y fáciles de encontrar por lo común de la especie y por qué no decirlo un dragón en las casas de algunos de nosotros.


Ejemplar juvenil de salamanquesa común (Tarentola mauritanica).

En contraposición a éstas se nos presenta la salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus),ésta en teoría sería la especie más rara de las dos, incumpliéndose la norma en algunas zonas de la costa levantina. Se encuentra principalmente en la zona costera del este peninsular y el sur, ausentándose en casi todas las zonas del interior, a excepción de algunos sitios como Extremadura o Aragón. 

Impresionante ejemplar adulto de salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus) con un fuerte moteado.
Es algo más pequeña que la anterior, llegando a 11 o 12 centímetros las más grandes. Son más tímidas y menos abundantes, con predilección por entornos más naturales para hacer su vida, nosotros principalmente la hemos encontrado debajo de piedras, desde en bosques de pinos hasta en pedregales.


Ejemplar adulto con un patrón un tanto peculiar, ya que es más anaranjada que rosada y no tiene la cola rayada. Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus).
No tiene las escamas tan protuberantes y es más "lisa". Sus colores forman una especie de mosaico con tonos rosas y anaranjados, con motas más oscuras. Suelen tener la cola con un bonito diseño que alterna blanco y negro, como si fuera una cebra. Así como las otras parecen un pequeño dinosaurio. Éstas tienen un porte algo mas cómico aunque de increíble belleza, también pequeñas maravillas que nos brinda la tierra.


Aquí se puede apreciar claramente el patrón rayado de la cola, aunque no siempre es tan evidente. Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus).
 Las dos especies son de hábitos fundamentalmente nocturnos pese a que pueden solearse de día, sobretodo en invierno. Algunas tienen mucho temperamento, y si se cogen intentarán mordernos, aunque no hay de que preocuparse, son inofensivas. La alimentación de estas es muy variada y similar en las dos especies, son cazadoras activas moviéndose hasta su presa y capturándola con rápidos movimientos. Se alimentan principalmente de artrópodos que cazan cerca de la zona donde viven.


Diminuto ejemplar de salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus).





























A la hora de manipularlas es igual que con el resto de lagartos, hay que tener sumo cuidado con la autotomía caudal (desprendimiento de su cola). Es una faena para ellas aunque la regeneren de nuevo en la cola se almacenan las reservas del animal y no tendrá su mecanismo de defensa ante un posible depredador. 

Por ultimo matar un mito sobre ellas, y es que dicen las malas lenguas que al tocarlas pueden producir sarpullidos o erupciones en nosotros por su piel, ESTO ES FALSO, ni tienen veneno, ni son tóxicas, ni provocan sarpullidos ni nada por el estilo. Todo lo que aportan son beneficios y como cualquier otro animal tienen su papel en la naturaleza.

Poco más que añadir aparte de lo de siempre llegando a la despedida, agradecer el tiempo a los lectores y deciros que si tenéis alguna duda preguntéis a los emails de contacto que contestaremos gustosos. 

Saludos y hasta el próximo artículo.

jueves, 3 de marzo de 2016

Crónica de salida al Parque natural de la Albufera de Valencia (01/03/2016)

El pasado martes (01/03/2016), y tras un pequeño periodo de descanso en nuestra actividad natural, ya que no nos ha permitido la situación salir al campo, regresábamos a calzarnos las botas y ajustar la mochila para una salida en el parque natural de la “Devesa del Saler” en la Albufera de Valencia. El plan era claro: en nuestra mente estaba marcado el encontrar dos especies que aun no habíamos visto y que en este parque abundan abrumadoramente: estas eran Acanthodactylus erythrurus y Psammodromus edwarsianus  o también llamadas por sus nombres comunes lagartija colirroja y lagartija cenicienta respectivamente. 
Pero antes de contar lo que paso desde nuestra llegada una vez más hay que cumplir con las formalidades de las que somos esclavos y por esto quiero saludar a todos los lectores y agradecer vuestro tiempo.

Típico paisaje dunar de la "Devesa del Saler" en el Parque Natural de Albufera de Valencia.
Una vez hecho esto volvamos a donde estábamos. Llegamos a nuestro parking predilecto sobre las 10 AM, y como la temperatura (12ºC) aun no estaba todo lo alta que nos hubiera gustado para una buena actividad de reptiles, decidimos empezar prospectando la zona dunar, en la que en salidas anteriores habíamos conocido a aquella preciosa culebra de escalera (rhinechis scalaris) y como olvidar a la tortuga mediterránea (Testudo hermanni), y justo esta vez no nos iba a defraudar.
Fue chafar la tierra de la primera duna y Antonio avistó movimiento en la arena, al que yo respondí raudo y eficaz y con la ayuda de una red tipo cazamariposas pude capturar una rápida lagartija sin hacerle ningún tipo de daño, para hacerle un set de fotos y confirmar la especie. Muchos rasgos nos delataron lo que era, pero por encima de todos ellos uno, escamas carenadas. Esto nos confirmaba que estábamos delante de una lagartija cenicienta (Psammodromus edwarsianus), grata sorpresa para nosotros “una nueva especie en  la lista”. 

Lagartija cenicienta o lagartija de edwards (Psammodromus edwarsianus).
Después de un buen set de fotos liberamos a la lagartija y continuamos con la prospección. Poco más adelante, en el manto seco de lo que parecía ser una charca temporal, encontramos un enorme cadáver de culebra bastarda (Malpolon monpessulanus). Éste ya reseco y sin carne, debido a llevar tiempo muerta. Tenía una talla de más de 1 metro y se podía intuir que fue un macho observando lo que en su día fue la montura o el collar tan característico de esta especie. El ejemplar en vida tendría un muy buen tamaño, pero llegamos tarde, una lástima.

Cadáver de culebra bastarda (Malpolon monpessulanus).
Continuamos apenados por la culebra bastarda y levantando posibles refugios de reptiles avistamos gran cantidad de alacranes o escorpiones amarillos (Buthus occitanus) y prácticamente todos de muy pequeño tamaño, ejemplares muy juveniles. 

Diminuto escorpión amarillo o alacrán (Buthus occitanus).
En la misma actividad de levantar piedras y troncos encontramos una parejita de Falsa viuda negra (Steatoda paykulliana) que nos enterneció puesto que eran un macho y una hembra con su ooteca que albergaba su futura descendencia. 

La hembra (arriba) y el macho (abajo) de Falsa viuda negra (Steatoda paykulliana).
También avistamos mas especies de araña como fueron Falsa araña lobo (Zoropsis spinimana), un tipo de araña lobo (Trochosa terrícola) y alguna más a las que no pudimos fotografiar, por lo tanto voy a dejar en el anonimato ya que sería un despropósito para mi mentar las especies sin poder mostrar una foto para que contrastéis.

Araña lobo (Trochosa terricola).
Algo más adelante entramos en la zona donde varias semanas atrás habíamos encontrado el ejemplar de tortuga mediterránea, y aquí en la arena de las dunas no paraban de correr a un lado y otro ejemplares adultos y juveniles de lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus), pero pese a que en escasas 3 horas pudimos contabilizar más de 70, nos fue imposible atrapar ninguna para fotografiarla o hacerles siquiera fotos de lejos. Se vieron incluso bastantes juveniles de esta especie, que son los que presentan la cola roja que les da nombre, una autentica maravilla de la que hoy no vais a gozar de tomas fotográficas, un despropósito. Ya cerca de la zona de las tortugas mediterráneas pudimos avistar rastros de las mismas, indicándonos que había movilización por su parte.


Rastro de Tortuga mediterránea (Testudo hermanni) en la arena. 
Pero lo más increíble del día a mi parecer fue que tras seguir durante aproximados 15 minutos un rastro de una tortuga mediterránea la pudimos encontrar, un precioso macho de los introducidos por el centro de recuperación de especies y nada fáciles de ver, se han de lucir unos ojos algo más que hábiles para encontrarlas (o tener mucha suerte). Éste se llevó un gran número de fotos desde dos cámaras después de haber comprobado su estado de salud el cual parecía muy bueno. 


Ejemplar macho de Tortuga mediterránea (Testudo hermanni).

Seguimos con la actividad aunque se nos acercaba la hora de irnos ya que las obligaciones nos llamaban, y por último y no por ello menos interesante, en una charca por la que habíamos pasado otras veces y creíamos inerte escuchamos el canto característico de las ranas comunes (Pelophylax perezi), y tras acercarnos a la orilla avistamos muchos ejemplares desde jóvenes a hasta adultos, con la suerte de que uno de ellos posó para nosotros. 


Rana verde común (Pelophylax perezi).
Tras un rato y una buena galería de fotos (que como de costumbre solo fueron aprovechables unas pocas) lo dejamos tranquilo y regresamos al coche para dar por finalizada una salida cuanto menos productiva, en la que al final el sol nos había acompañado llegando a los 20°C y permitiendo tanto una muy buena actividad de animales como una quemadura en mi cara jeje. Hasta aquí el relato de hoy, nos vemos en la próxima entrada, espero que os haya gustado.

Saludos y agradecimientos de un servidor, Rubén.